D.- EN EL UMBRAL DE LA EXPERIENCIA.
Ya para comenzar nuestra experiencia Mariana-Guadalupana vamos a decir algo sobre la Portada y Contraportada; este aporte artístico y alegórico nos ayudará cada día para situarnos, motivarnos, dejarnos guiar por el Espíritu Santo y por María y entusiasmarnos a seguir a Jesús para transformar la historia.
La portada
Nuestro libro tiene una portada y una contraportada muy sugerentes —hechas por Rafael López Gómez,-para ayudarnos a enmarcar los días que vamos a vivir con Nuestra Madre desde una perspectiva de la historia de la sa
lvación. Dios siempre hace ésta en la historia, no está fuera de ella. El esta en lo profundo de la historia salvando, llamando, amando, transformando. Y hace esta salvación a través de personas concretas y en tiempos escogidos por El.
Desde el principio el Padre llamó a la existencia a todos los seres a través de su Palabra, su Verbo. Es Palabra creadora, Palabra que da vida. En el centro del dibujo con un signo indígena está pintada, sugerida, esa Palabra que significa: Palabra bella, buena, creadora. Y los colores son los divinos. De allí brota toda la vida, toda la historia: desde nuestros primeros padres hasta hoy. Esta historia está marcada por acontecimientos muy especiales como la llamada a Abraham, la liberación del pueblo israelita de los egipcios, las diversas alianzas hechas por Dios a través de la historia hasta la máxima de todas: la vida del Verbo encarnado en Jesús que vive, se entrega, muere y resucita por nosotros para darnos el sello definitivo de esta alianza: el Espíritu Santo. Así, este Don Mayor consolida la obra de Jesús y comienza la vida de la Iglesia con María como Madre.
A partir de’ allí toda la historia está dentro por medio de la vida en el Espíritu Santo. El, a través de los siglos, va haciendo signos especiales por medio de personas claves en la historia, los santos. Ellos van colaborando en esta acción salvadora de Dios (Pueden contemplar la portada e ir siguiendo los pasos principales que se han dado a nivel internacional).
Dentro de esta historia de vida y salvación aparece el Acontecimiento Guadalupano en el siglo XVI. Está enmarcado en el dibujo hacia arriba entre las emes blancas (MM) y la eme (M) azul grande que hacen referencia a los dos milenios de la era cristiana que van pasando y al que comenzamos.
Destaca entre ellos Santa María de Guadalupe como signo de la gran alianza que Dios hizo hace más de 460 años en el Tepeyac. Después de éste hay otros acontecimientos nacionales, latinoamericanos e internacionales tanto civiles como eclesiales que van marcando la historia Al final de la espiral un caracol partido por la mitad como simbolizaban los indígenas a la vida — y ya después del Concilio Vaticano ll, de los aportes episcopales latinoamericanos de Medellín, Puebla y Santo Domingo —estos últimos dentro de la conmemoración de los 500 años de Evangelización sigue habiendo y habrá más signos de Dios marcados por la cruz de Jesús y por la gloria de su Resurrección como los que acabamos de vivir a propósito de la quinta venida del Papa a México para darnos el gozo y la consolación de la canonización de Juan Diego y de la beatificación de los mártires oaxaqueños Jacinto de los Angeles y Juan Bautista. Como éste habrá más acontecimientos en esta historia de salvación mientras esperamos con gozo la segunda venida del Señor Jesús.
A todos estos acontecimientos del pasado, y tratando de preparar un poco el futuro, vamos a unirnos, a través de la Pascua Guadalupana que vamos a iniciar, para que nuestra vida también deje huellas… Vuelvan a ver la portada, métanse en el simbolismo de ella y dejen que María y Dios pasen en su vida y la transformen para bien de muchos…
La contraportada
La Pascua de Dios entre todos es también Pascua personal con cada uno como lo dice la pintura alegórica de la contraportada. Allí aparecen diversos momentos especiales del paso de Dios en la vida de María: de arriba a la izquierda, hacia abajo y luego hacia la derecha, y de abajo hacia arriba, aparecen con algunos signos indígenas mexicanos: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento del Señor, la Imposición del nombre de Jesús, la Presentación en el Templo con la profecía del viejo Simeón, la huida a Egipto, el hallazgo del Niño en el Templo, la vida escondida del Señor, su ministerio Pastoral con el pueblo, su muerte, con todo el dolor que produjo en el corazón de María, la sepultura, la resurrección y la venida del Espíritu Santo.
Así, Dios, pasando y haciendo sus favores continuos a, María posibilitó el que Ella llegara a ser lo que hoy es para todos y para gloria de El.
En nuestra propia vida y en la del país Dios también va haciendo sus signos y seguirá dando sus pasos entre nosotros y en favor de todos hasta que nos lleve como a María, Nuestra Morenita del Tepeyac, a la Pascua Celestial y eterna que nos va a regalar. Glorifiquémoslo porque hace estas maravillas.
Mantengamos en nosotros el espíritu de agradecimiento de María para que nuestra vida, como la de Ella, sea un contínuo Magnificat a Nuestro Padre.
Juan Diego, hermano mayor y testigo del Gran Acontecimiento: camina con nosotros esta Pascua para que seamos, como tú, proclamadores de las hazañas de Dios y de María; que lleguemos a ser transformadores, de esta historia de pecado y muerte, en historia de justicia, amor y salvación.
«Cuenten a los pueblos Su gloria. Sus maravillas a todas las naciones», (Sal 95 1941, 3)
Con María, Nuestra Madre, Estrella de la nueva Evangelización, Hija predilecta del Padre, Madre piadosa de Jesús, Esposa y Gloria del Espíritu Santo, haremos la Civilización del Amor y de la vida digna para todos.
A la Mayor Gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe