ORIGEN Y PRETENSIÓN DE ESTE LIBRO
Este libro nació gracias a la historia de la presencia de María de Guadalupe en México. Me encontré en varios estados de la república que se le rezaban 46 Rosarios desde octubre 28 a Diciembre 12. Se me hizo raro que fueran 46 hasta que me di cuenta que esto respondía a las 46 estrellas que trae en su manto. Probablemente fue una forma de evangelización y devoción en los siglos pasados de algún buen misionero o algún devoto de la Virgen habrá inventado para alabarla todos esos días antes de la fiesta Guadalupana y dentro del tiempo de Adviento del Señor. Así se preparaba un gran Adviento cada año. De hecho todavía se practica en varios Estados de nuestra República.
Me pareció que esta costumbre podría ayudar a evangelizar si se aprovecharan bien los días. Empecé a discurrir qué podría hacer. Me fui a la fuente original escrita de las apariciones Guadalupanas: el formidable relato indígena: el Nican Rosario y dividiéndolo en multitud de consideraciones que pudieran servir para seguir conociendo y amando más a Santa María de Guadalupe, a su hijo el señor y para agradecer, al Dios por quien se vive tanta bondad. Después de idas y vueltas por el texto llegue a lo que ahora les ofrezco. Podrá ser usado tanto de manera continua -50 días seguidos- o durante 50 semanas, es decir, durante todo el año. Las sugerencias prácticas las pongo más adelante dentro de los aspectos metodológicos.
El itinerario de esta Pascua Guadalupana es ir descubriendo cada día, a partir del relato original Guadalupano, una cualidad, una capacidad, un don de Dios, una virtud, una respuesta de María al plan de Dios y a su misión materna con nosotros. Del texto va brotando el nombre de la estrella de cada día. Así, presento a María como una estrella para nuestro vivir, para ser hermanos, familiares de Dios. Ella es Estrella de luz, de amor, Estrella solidaria, comprometida… a veces la reflexión parte de la vida y testimonio de Juan Diego, o de algún otro de los episodios que aparece en el Nican Mopohua.
La pascua se puede hacer a nivel personal o grupal. Al estarlo haciendo pensé es especial en las personas de los Estados de la República que ya tienen la costumbre de tomar parte en los 46 Rosarios Guadalupanos, en quienes hacen rondas o visitas con imágenes Guadalupanas, en quienes viven en comunidades religiosas o en casas de asistencia y en aquellos que quieren conocer más a fondo lo relacionado con la Reyna del Tepeyac. En el transcurso voy aprovechando las circunstancias para ir dejando por aquí y por allá, datos, fechas, reflexiones que servirán para fundamentar más nuestra devoción a la amada señora del Tepeyac.
Por qué son 46 estrellas las del manto de la virgen no sé a qué se deba, pero Dios es muy simbólico y a lo mejor nos estará queriendo decir algo… la cifra 46 solo la he hallado en la biblia en el diálogo de Jesús con los judíos cuando el les dijo: “…Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres días. Le repusieron entonces: 46 años se han dilatado en construir este templo y tu lo vas a reedificar en 3 días? (jn. 2,20)”. Las letanías originales para alabar a la Virgen también son 46; y 46 el número de cromosomas que todos necesitamos para comenzar a existir, 23 aportados por el varón y 23 por la mujer. ¿No será que por esta razón se presenta así María, como diciendo: traigo al Dador de vida, ¿Yo, personalmente cuidaré tu vida? Ella, la Madre del que es la Vida, nos mostrará todo su amor personal durante nuestra vida.
Desde el Acontecimiento Guadalupano para acá —inicio de la construcción de una nueva manera de vivir, de levantar un Templo social para Dios, para María y para nosotros desde esta América— han pasado no sólo 46 años sino más de 470… Que esto no nos desespere porque la formación del pueblo-familia de Dios antes de Cristo fué largo, muy largo. Por lo pronto, Jesús nos está invitando a que entre todos vayamos construyendo poco a poco, paso a paso, día a día, año con año, estrella con estrella, su templo y el de María-un mundo de paz, justicia, solidaridad, alegría-con la colaboración que cada uno le pueda presentar a lo largo de su vida.
El número de las 46 Estrellas del manto —46 días-estrella — me sugirió la posibilidad de aumentar cuatro días o sesiones más hasta completar cincuenta. De este modo nos queda una cincuentena de días o de sesiones con María; es el mismo número de días de nuestra Pascua de cada año. Esta es otra de las razones por las que he llamado al libro: Pascua Guadalupana. Durante ésta Nuestra Madre y Reina nos acompañará y actuará en favor de nosotros como Estrella luminosa que nos acerca y lleva a Jesús, como quien va pasando entre nosotros haciendo su Pascua, su visita, su apoyo; Ella nos dejará libres y transformados para hacer una realidad mejor para todos. Con Ella vamos a hacer pausas, escalas, en cada realidad y virtud suya para que sean como un impulso, un salto de vida hacia la realidad de plenitud que el Padre Dios nos ofrece a sus hijos. Así, María irá inundando de luz y amor nuestras vidas para conocer, amar, seguir y servir mejor al Señor Jesús y glorificar al Padre.
Juan Diego será también alguien muy importante en esta Pascua, pues es el profeta de Dios, el mensajero de María, miembro y modelo de nuestro pueblo al que recientemente canonizó nuestro querido Papa Juan Pablo ll. Por el significado que esto puede tener para nuestros laicos católicos le he dedicado un día especial a él, el último, además del 9 de Diciembre que es su fiesta internacional. Para esos días les hago indicaciones especiales en las páginas correspondientes y en la metodología.